A ojos de este periodista la 59ª edición del Salón Náutico de Barcelona ha supuesto el punto de reencuentro necesario entre las marcas y éstas con el aficionado en el evento náutico considerado tradicionalmente como el más importante de España. El Salón Náutico vuelve a reunir a los aficionados al mar y consolida el buen momento del sector a pesar de que desde hace meses se detecta escasez de suministros de “genero”.
Esta escasez de barcos, motores, recambios y accesorios como consecuencia de esos parones industriales producidos intermitentement en los últimos tiempos y aún hoy en algunos países industriales asiáticos como Corea, Tailandia, Vietnam o Filipinas, algunos todavía bajo políticas restrictivas anti Covid-19, se ha amalgamado con una inusitada mayor demanda post-pandemia en occidente fruto de un cambio de mentalidad de la población y esa evidente necesidad de vivir el momento “ahora” y no “luego”.
Ello ha llevado a que, por ejemplo, los plazos de entrega de embarcaciones se haya dilatado en el tiempo hasta el punto que, según para qué marcas, modelos y esloras, éstas se produzcan en la primavera de 2024.
Los casos menos duros, nos constan, son el de las entregas de embarcaciones sin VHF, duchas, los compases magnéticos o cualquier otro accesorio. “No importa, mándamela ahora y ya me busco la vida para instalarlos yo”, ha sido la respuesta de no pocos distribuidores hacia las marcas en aras de mitigar las angustiosas esperas.
Efectivamente se ha producido un decalaje importante entre las ganas de comprar -demanda- y las posibilidades de servir la venta -oferta-.
Como siempre algunos profesionales “sufren” con angustia el ver como no pueden hacer las entregas en las fechas pactadas habiendo ya de por medio “prepagos” produciéndose situaciones extremadamente incómodas. Según lo indagado discretamente por los pasillos del salón parece haber profesionales con montantes de más de 1 millón de euros en prepagos sin la posibilidad de poder hacer las entregas correspondientes antes del 2023. ¿Se imaginan esto?
Otros profesionales resultan que tienen “algo de stock” por no haber vendido lo suficiente en años precedentes o por ser más avispados en estos últimos tiempos haciendo algo de acopio.
Pues bien, parece ser que algunos con stock han incrementado en más o menos un 10% ese precio inicial de sus barcos disponibles, “dejándose querer” por algunos colegas apremiados por sus compromisos incumplidos con prepagos ya cobrados. De estos se desprende que sí, puede producirse – si no se produce ya- un mercadeo o tráfico de barcos en el sector. La actual escasez lleva a ello. ¿Se acuerdan de la Ley Seca?
El propio Luis Conde, Presidente del Salón Náutico de Barcelona, recomendó ante las cámaras de TV3 que “si usted viera algún barco que le gustara y pudiera comprarlo, cómprelo ahora porque no hay”.
¡Más claro imposible!