El máximo responsable de los puertos de interés general en Baleares considera que el proyecto del Club Marítimo Molinar de Levante, muy criticado por vecinos y asociaciones ecologistas, “parecerá conservador frente a lo que se presentaría” podría desaparecer si finalmente se convoca un concurso abierto.
“Este es un tema sin duda delicado y hay que ser muy respetuoso con la sensibilidad de los vecinos, pero también hay que ser realistas y los afectados han de conocer todas las variables”, asegura Pons, quien considera que la renovación de la concesión del Club Marítimo Molinar pasa por la mejora integral de un puerto que actualmente se encuentra en un estado “deplorable” y no garantiza “la seguridad de las embarcaciones”.
“La única manera de afrontar económicamente la viabilidad del proyecto de remodelación es cediendo amarres por el tiempo de la concesión y administrando el club de manera profesional año tras año; la entidad tiene que sostenerse por sí misma, sin ayudas institucionales ni subvenciones, explotando amarres y destinando parte de sus recursos al deporte y a procurar amarres sociales económicos para embarcaciones de pequeño y mediano tamaño”, opina el presidente de la APB, convencido de que “si un club o una marina es viable, asegura el desarrollo del barrio, el pueblo o la ciudad de turno”.
Alberto Pons también hizo referencia a la necesidad de que la remodelación garantice “servicios de calidad, a la altura de lo que ofrece hoy la náutica balear”, tanto en las características del puerto (“seguridad” y “maniobrabilidad”) como en la atención al cliente.
“Hay cuestiones técnicas que en este caso concreto determinan la dimensión del puerto en dirección al mar, ya que el proyecto no contempla crecimiento en paralelo a la línea de costa. El calado en el Molinar es uno de los puntos clave y, si no se resuelve bien, el puerto podría tener problemas de acceso en la bocana y de corrientes en el interior”, añadía Pons.
La propuesta del Club Marítimo Molinar de Levante no cuenta con el apoyo del alcalde de Palma, Mateu Isern, que la ve “sobredimensionada”. “Soy el mayor defensor de la participación de los consistorios en la planificación de los puertos como parte esencial de las ciudades y por tanto creo que la opinión del alcalde Isern es muy relevante en este proceso y en cualquier otro que afecte a Palma, como el Plan Director”, afirma el presidente de la APB.
El proyecto se encuentra en estos momentos pendiente de un informe medioambiental a cargo de Puertos del Estado (Ministerio de Fomento). “El dictamen será determinante sobre el futuro diseño del puerto, de modo que debemos esperar a conocer sus criterios”, concluye Pons.