Nadie sabe verdaderamente cuántas barcas tuvo Salvador Dalí desde que fijó su residencia de Port Lligat en Cadaqués. Algunos viejos del lugar dicen que cinco, contando con la que hay suspendida en el aire del Museu Dalí en Figueres, otros solo aciertan a contabilizar tres, incluida el bote de la foto.
Estamos, pues, ante una embarcación, de apenas de 3 m y pico de eslora, a remos que fue regalada por el mismísimo pintor al hijo de su chofer Arturo Caminada, Frederic. Al parecer Frederic tenía la intención de conservarla, pero ya se sabe que la juventud no encuentra el tiempo necesario para ello.
“El caso es que, prosigue un orgulloso Ramón Morales, se la regaló al Tito de Casa Anita que la tuvo en su garaje y algo le hizo. La decapó para repararla… y se cansó y la dejó allí también”.
Por lo visto Tito se la regaló a Pere Vehí, propietario del conocido Bar Boia y, por suerte, un agitador cultural del pueblo, con sensibilidad suficiente por el patrimonio cultural del pueblo, entre el que se haya el gran patrimonio marítimo que todavía conserva Cadaqués. Ramón Morales nos dice que Pere Vehí no tenía tiempo de arreglarla y a “ver qué te parece si la restauras tú, la pones al día que está bastante mal”.
Lo bueno es que, según Ramón, la restauración ha sido conservacionista, es decir, se ha primado mantenerla igual en vez de mejorarla algo. Se han mantenido, por ejemplo, las asimetrías propias de los trabajos tradicionales y las marcas de las propias maderas,
¿Dónde se construyó el bote y quién lo hizo? Pues no se sabe. Lo que sí se sabe es que no responde al estilo estético de las barcas construidas en Cadaqués. Ramón opina que “probablemente perteneciera a algún barco que hiciera escala en el pueblo…” También tiene un estilo que a Ramón Morales le recuerda que pudiera ser de Valencia, de la zona de l’Albufera. Una verdadera incógnita que deberemos dejar a eruditos de estos temas que, aunque parezca mentira, ¡los hay!
La barca se llama Gala como todas las barcas que tuvo Dalí. Nos cuenta Ramón que “el Venido”, un pescador de Port Lligat veía cómo Dalí usaba este bote para ir a la boya de la Gala grande, la embarcación que aún hoy sigue llevando a turistas por la tortuosa costa del cabo de Creus. Según “el Venido” sólo la usaba él ya que a la musa de Dalí, Gala, le daba miedo ir en él por ser demasiado pequeño. Entonces decidió Dalí coger un llaüt un poco más grande que Ramón también conserva en un rincón de sus instalaciones, y al que aún se le ve el amarillo característico de todas las Galas de Dalí. El bote “Gala”, el de la foto, lo dejaron de usar, aunque siempre estaba presente en los aledaños de la casa, hasta que se lo regaló a su chofer, “el Arturo Caminada” nos cuenta Ramón.
Entonces, ¿cuántas Galas tuvo Dalí?
Ramón es contundente. “Cinco. La Gala grande, la Gala mediana, el llaüt que compraron y que está aquí para restaurar, el bote que ves ahora arreglado y la barca que cuelga en el Museu Dalí de Figueres”. Este periodista ha querido contrastar esta información con Joan Vehí, el cronista fotográfico de una gran parte de la vida de Dalí y de Cadaqués y, al parecer, no hay constancia fotográfica.
El llaüt Gala que tiene Ramón por restaurar en un rincón fue vendido por Dalí a los Sanés, los panaderos de siempre de Cadaqués. “Tito, uno de los hijos del Sanés, me dijo, quédatela que se están abriendo demasiado las maderas y me la dió y allí está para restaurar” apostilla Ramón.
¿Y por qué hace restaurar Pere Vehí -que no es navegante- una embarcación de Salvador Dalí? Lo asaltamos en a calle y se lo preguntamos siendo la respuesta delicisamente contundente: “sabes que no navego, que no trepitjo en mar, però crec que és important conservar el patrimoni de Cadaqués i ses barques de fusta, siguin o no siguin d’en Dalí, han de ser conservades si és possible!
Chapeau!