Para Fernando Echávarri, cuarto en la tabla del campeonato, “navegar con una mujer no es muy diferente de hacerlo con un hombre, lo importante es ser un buen tripulante o un buen patrón y no importa el género”. Sin embargo, el experimentado regatista gallego reconoce que “hombres y mujeres son distintos, especialmente en el tema de la sensibilidad, y por eso hay que tener más tacto en la comunicación”. En cualquier caso, el medallista de Tornado se siente “muy cómodo” con su compañera, la canaria Tara Pacheco: “En cuanto a la organización y al trabajo, es bastante parecida a Antón” [Paz, con quien ganó el Oro en Pekín].
El caso del francés Franck Cammas es especial: “Para mí no se trata de si es diferente navegar con una mujer o un hombre. Es mi primera campaña olímpica con un tripulante, sea hombre o mujer. Si lo comparo con mi experiencia en la Volvo Ocean Race, lo que veo es que la relación con un hombre es más directa. Las opiniones negativas las puedes soltar directamente, y en cambio con una mujer tienes que cuidar el tono con que dices las cosas”. Con Sophie De Turckheim de tripulante, Cammas ocupa en estos momentos la tercera posición en el Europeo de Nacra 17 de Barcelona.
En opinión de Iker Martínez, lo que marca la diferencia es el físico: “En esta clase lo ideal sería que la chica, más ligera, llevara la caña, con un chico pesado de tripulante. Nosotros lo hacemos al revés, por lo que para mi tripulante [en esta regata, la menorquina Julia Rita, una triatleta] la demanda física es importante. Además, como yo peso lo que peso, mi tripulante tiene que ser relativamente ligera pero al mismo tiempo tiene que estar fuerte. Por lo demás es bastante igual, aunque es verdad que yo con Xabi [Fernández, su tripulante en 49er durante diez años] tenía una relación muy estrecha y con una chica quizá falta un poco más de intimidad”.
De hecho, algunas tripulaciones mixtas comparten habitación, especialmente cuando los recursos son limitados. Y luego existen casos excepcionales: los venezolanos Yamil y Andrea Saba son hermanos, y los uruguayos Pablo Defazio y Mariana Foglia son marido y mujer.
“Nosotros dormimos juntos y nos pasamos todo el día hablando de vela. Es más fácil porque somos hermanos. Pero imagino que debe ser más conflictivo cuando no existe una relación de parentesco”, opina Andrea Saba, al tiempo que Mariana Foglia añade: “Yo con mi marido me he acostumbrado a vivir en espacios reducidos, en el barco, en el avión, en el auto. Pero es verdad que después de algún campeonato estamos saturados y podemos conducir diez horas sin decirnos ni una palabra. Tenemos una hija de seis años, y la norma es que en la mesa no se habla de vela”.