Con todo, apenas nos fijamos en el dinero. No es culpa nuestra. Los navegantes somos simples tipos unidos por un interés común y, seamos sinceros, las altas finanzas son para aquellos a los que no prestamos interés ya en el colegio.
Pero para que Barcelona salga triunfante en una élite de postores eficientes desde el punto de vista fiscal, hay que tener en cuenta las leyes fiscales favorables que permiten, sencillamente, enormes deducciones del impuesto de sociedades para aquellas empresas con un balance lo suficientemente grande como para hacer contribuciones significativas que apoyen la celebración de la America’s Cup en la capital catalana.
Ahora bien, eso no quiere decir que no exista lo mismo en Málaga, la sede de reserva designada, o que Cork no hubiera tenido la ingeniería financiera (recuerda que Facebook está domiciliado globalmente por motivos fiscales en Dublín). Jeddah es una historia diferente, un lugar próximo con una estructura incorporada para apoyar los deportes alineados con la visión Dubai 2030 de Mohammed Bin Salman. Pero la clave del éxito de Barcelona es acorralar (sic) y aprovechar la España empresarial (y eso incluye a toda una serie de multinacionales que operan en el país) bajo el paraguas de la visión de una Barcelona 2040 y dentro de la organización sin ánimo de lucro Barcelona Global. Es dinero realmente inteligente (sic).
Haz una búsqueda rápida y encontrarás literatura sobre esto. Este es el cebo para hacer click en titulares que pretendan, aunque sea cierto, que las empresas pueden ahorrar hasta un 90 % en el impuesto de sociedades del patrocinador, siendo una enorme palanca con la que jugar cuando los organizadores se acercan con una gran zanahoria. Pero lo fundamental ha sido lograr un acuerdo inamovible, legalmente impermeable y que alineara a las diversas entidades en una unidad cohesiva (sic). La política española ya podía diciendo, pero lo que la clave ha sido la firma del Gobierno catalán, desbloqueando el pago inicial inmediato dentro de los 30 días. Luego comienza el trabajo duro.
Lo que veremos ahora es una gran cantidad de patrocinadores de renombre que se juntan no solo para alinearse con la America’s Cup, sino también para cosechar los beneficios. Es genial y es tan obvio.
Barcelona conseguirá el turismo, el perfil, los superyates (a lo largo de esa costa los Qatarís son propietarios de puertos para superyates (sic)), la buena voluntad política y un fortalecimiento de su población joven para un deporte dinámico. Mientras tanto, con la Copa tan avanzada en su ruta tecnológica, tienen una oportunidad para mostrar Barcelona como una capital tecnológica del mundo. Y a la Cataluña corporativa le encantará. Como digo, es un trato inteligente.
Cuando miras fríamente la oferta de Nueva Zelanda, realmente no pudo competir, por triste que parezca. Y para aquellos que esperan aún un respiro de última hora, lamento que no esté sucediendo. Cambien la narrativa. Es un pensamiento muy anticuado. Lo más positivo que el gobierno de Nueva Zelanda y los consejos locales pueden considerar es, si realmente quieren traer de vuelta la Copa de regreso al golfo de Hauraki, es ver qué han presentado las ofertas españolas e irlandesas, cómo las han diseñado financieramente y considerar algunas pistas sobre cómo financiar el deporte desde un régimen fiscal. Grant Dalton lo tiene claro al decir que necesitaban ‘quemar el pueblo para salvarlo’ y aunque eso suena duro, tiene razón.
Durante todo el proceso, el foco se ha perdido en los multimillonarios y millonarios cuando la respuesta era mucho más obvia. Crea un régimen fiscal favorable y los dólares fluirán. El gobierno parecería inteligente. Las empresas son inteligentes. Y todos ganan. Este es el modelo de patrocinio deportivo – te guste o lo odies – en el mundo libre. (…)
Pero, ¿y Jeddah? Bueno, eso es un panorama diferente en que el cambio, en términos relativos, proviene del Estado, siempre que se ajuste a la visión de 2030 y se ajuste a los pilares que ya han decidido: deportes de motor, deportes electrónicos, carreras de caballos, fútbol, deportes acuáticos, etc… La America’s Cup encajaba perfectamente y ha estado muy, muy cerca de tener éxito. Más cerca de lo que a muchos en nuestro deporte les gustaría aprobar o creer. La activación iba a ser enorme. Las excavadoras iban sólo a tardar 48 horas en empezar hasta que Dalton hizo la llamada de Barcelona. Tendrán un evento AC40 allí, al igual que en Cork y Málaga, y la población joven del Reino se entretendrá y animará a los AC40 y al circuito SailGP. La vela sería miope y se quedaría atrás si esto no fuera así.
Sin embargo, Barcelona será espectacular. Es una de las ciudades verdaderamente grandiosas del mundo con una de las catedrales más feas del planeta (¡lo siento Señor!) pero con la gente que dará un cálido abrazo a la America’s Cup y la comprará en su totalidad. Los equipos y especialmente los regatistas ya conocen bien esta joya catalana y será una celebración de la juventud, la diversidad, la élite y la esperanza de una unión para algo increíblemente especial en muy poco tiempo. 2024 está a la vuelta de la esquina. Agárrate para darte una vuelta espectacular.
¿Y los propios barcos? Bueno, los diseñadores observarán los rangos de viento más bajos de 6-15 nudos en septiembre y octubre, ¿podemos anticipar que entrarán en juego barcos de la variedad Stradivarius? No es así según un jefe de equipo con el que hablé. El foco va a estar en los detalles y en el aprovechamiento eficiente de la energía.
Los nuevos sistemas a bordo de circuito cerrado sin duda serán más eficientes con la energía generada, con menos intervención de los de abordo, pero la reducción en el número de tripulantes seguirá haciendo que los AC75 naveguen como monstruos. La verdadera ventaja que tiene el equipo de Nueva Zelanda está en el ajuste fino de los recursos humanos disponibles a bordo y puedes estar absolutamente seguro de que los equipos de la mecatrónica tendrán una gran demanda. La Fórmula 1 entra en juego y aquí si los recursos pueden realmente destinarse y delimitados en Mercedes, Red Bull (¿o Ferrari quizás?), marcas que podrán marcar diferencias en los challengers.
Esta America’s Cup será una celebración de la juventud y el talento femenino y cuando miremos hacia atrás en resumen, sí, celebraremos otra probable victoria Kiwi, tal vez una victoria de EE. UU. o un “fabuloso robo” de un equipo europeo. Pero el legado será un camino completamente nuevo para nuestro deporte.
Con cierto grado de precisión seremos capaces, al igual que en los deportes de motor, de ver mucho más fácilmente las estrellas del mañana y, ¡Dios mío!, van a ser buenas. Personalmente, estoy redoblando mi interés en ver las estrellas del mañana en los AC40. Estos soñadores olímpicos son un caso a seguir en los circuitos como el nuevo AC40 (y el SailGP, no lo olvidemos), que iluminan la senda para estos navegantes del mañana. Es electrizante. No puedo esperarme a la primera botadura.
La Copa del América de 1983 cambió el mundo. La copa de 1987 se hizo global. Desde entonces ha estado en declive, lo admito, pero ahora está turboalimentada. El cambio es incómodo. El cambio es desagradable. El cambio no es bienvenido. Pero acepta el cambio porque es brillante y necesario.
La America’s Cup de 2024 será el punto de inflexión para la vela. Recuerda mis palabras.
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