De entrada recordaré que Don Aronow fue asesinado a tiros el 3 de febrero de 1987 delante de su astillero, en la calle 188 de Miami. Años más tarde se descubrió que en el suceso estuvo implicado el propietario de otro astillero: Ben Kramer, de Apache Powerboats. Kramer tenía una disputa de negocios con Aronow tras comprarle US Racing Team para construir barcos muy rápidos, pero el US Customs, que era uno de sus clientes principales, no quería tratar con Kramer, de modo que éste se vio obligado a vender de nuevo el astillero a Aronow. Kramer fue sentenciado más tarde a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por contrabando de drogas y de armas, condena que fue ampliada en 1990 después de un fallido intento de escapar de la cárcel en helicóptero. Si ustedes creían que eso de escapar de la cárcel en helicóptero pasa solo en las películas, ya ven…
El contrabando de drogas es, seguramente, el motivo principal de uso ilegítimo de embarcaciones deportivas y de recreo. Las fronteras entre Galicia y el norte de Portugal están plagadas de casos, como también lo está el estrecho de Gibraltar. Otro motivo de disputa, sin duda menos grave, es el del impago de los impuestos. Aquí la casuística es del tamaño de la Enciclopedia.También se ha dado el caso de vender un mismo barco más de una vez.
Un caso muy sonado se produjo a mediados de 2010 en Italia, cuando se descubrió que la sociedad Rimini Yachts había vendido 8 yates de gran porte hasta dos y tres veces cada uno. Uno de los implicados, el ex general de la Guardia di Finanze, Angelo Cardile, se suicidó en su casa cuando iba a ser detenido; y el consejero delegado, Giulio Lolli -acusado de estafa por valor de varios millones de euros- huyó primero a Túnez y después a Libia, donde estuvo encarcelado durante la guerra civil vivida en aquel país. Vaya, que se fue del fuego para caer en las brasas. El asunto se descubrió cuando dos propietarios coincidieron a bordo del mismo barco, adquirido, por cierto, mediante un sistema de leasing, de modo que también las entidades que financiaron las operaciones se vieron afectadas.
¿Se acuerdan del Grupo Rodríguez? Rodriguez Group se dedicaba a la compra y venta de embarcaciones de lujo, llegando a vender 2.000 yates en 40 años, especialmente de las marcas italianas Mangusta y Leopard, pero también de la española Astondoa. Su fundador, Gerardo Rodríguez había emigrado de la España franquista con solo 300 pesetas en el bolsillo, pero llegó a ser un triunfador en la Costa Azul. Con la burbuja de los grandes yates que se vivió hace unos diez años llegaron los problemas. El grupo se quedaba yates usados para cerrar la compra de yates nuevos, en un momento de recesión generalizada. La compañía se depreció rápidamente. Estuvo valorada en 746 millones de euros en 2006 y solo en 11,25 millones cuando se procedió a su liquidación judicial. Una de sus marcas, Camper & Nicholsons Charter fue comprada por el fondo de inversión suizo, Coloseum, por 1 millón, y el varadero de Golfe Juan por 2 millones, por parte del empresario alemán Claus Johansen, que ya era propietario del varadero de L’Esterel.
Un problema adicional sucedió cuando el entonces director Alexandre Rodriguez, hijo de Gèrard, fue detenido el 5 de junio de 2010 porque se le relacionó con gánsteres. Fue detenido a bordo de uno de sus yates justamente en malas compañías. Seguramente que la policía pretendía detener a “las malas compañías” que se alojaban en el yate. Rodriguez fue puesto en libertad bajo fianza el 30 de julio del mismo año.
En la náutica francesa hay casos que han terminado peor. La noche del 11 de agosto de 2011 fue asesinado en Porto-Vecchio (Córcega), a la edad de 43 años, Fabrice Vial, dueño de los astilleros Guy Couach, de los que se había hecho cargo en 2009 después de las dificultades económicas del astillero francés. Vial fue asesinado mientras pasaba la velada a bordo de su yate de 37 metros. Alguien disparó un solo disparo desde una embarcación neumática, seguramente con un rifle dotado de mira telescópica e infrarroja. Ninguna otra persona sufrió daños. Vial no tenía ningún tipo de antecedente policial y solo se especuló con que podía haber sido sometido a algún tipo de chantaje. Vial tenía su actividad industrial principal en la ebanistería y carpintería industrial, era la 146 fortuna de Francia y, al parecer, estudiaba su participación en un discutido proyecto de marina en la isla francesa con un presupuesto en torno a los 100 millones de euros.
Males de amores también los ha habido en la náutica. El 15 de noviembre de 1924 se celebró una fiesta a bordo del Oneida, el yate de William R. Hearst, durante la cual sucedió un “accidente”. Charlie Chaplin –Charlot- coqueteaba con Marion Davies, amante de Hearst, y el productor Thomas Harper Ince recibió un tiro en la cabeza que le causó la muerte. ¡Pobre Ince! ¿Por qué? Pues parece que Hearst le confundió con Chaplin cuando le propinó el tiro. Naturalmente, Hearst se salió de rositas. Ya saben, fue ese editor que llevó a los Estados Unidos a la Guerra de Cuba…
Otra parecida. El 29 de noviembre de 1981 fue hallado en el mar el cadáver de la actriz Natalie Wood. La versión oficial es que se cayó del yate en el que viajaba con su marido, Robert Wagner, y el también actor Christopher Walken, entre otras personas. Las versiones oficiosas hablan de líos sexuales muy variados…
Más por estos pagos sucedió la muerte del magnate de la comunicación Robert Maxwell. Sucedió en noviembre de 1991 cuando su cuerpo fue encontrado a 27 millas de Gran Canaria. Cayó al agua desde su yate, el célebre Lady Ghislaine, un Amels de 57,5 metros que después cambió su nombre por el de Lady Mona K.
Maxwell, ciudadano británico nacido en Checoeslovaquia, con el nombre Ján Ludvík Hyman Binyamin Hoch era el propietario del Daily Mirror y de varios grupos de comunicación, pero también había sido protagonista de rumores por espía israelí y traficante de armas. ¿Cayó?