Los clubes náuticos ven con preocupación los altos costes que suponen la aventura de organizar una competición de vela: los comités de regatas, de protestas y personal técnico (medidores, balizadores, etc) incluidos su transporte y alojamiento implica hacerse cargo de unos costes que no todos los clubes pueden asumir actualmente. A medida que los presupuestos de organización aumentan crece la inviabilidad de estas entidades para asumir dichos retos, lo que redunda en una menor actividad deportiva.
La fórmula es sencilla, si se minimizan los costes de organización conseguiremos que más clubes se impliquen en alojar eventos en sus sedes, lo que en definitiva servirá para promocionar la vela, esencia y fin de los clubes náuticos.
La progresiva desaparición de los patrocinadores en los últimos años ha complicado mucho la financiación de los eventos náuticos, por lo que se hace imprescindible ajustar los costes al máximo. En los países nórdicos, en las regatas se acostumbra a tener voluntarios, muchos de ellos jubilados conocedores del deporte de la vela.
Aquí todo el mundo está acostumbrado a cobrar, y luego aparece el cuerpo de la Seguridad Social haciendo inspecciones y exigiendo su parte en la relación jurídica y económica que se crea. Todos cobran y el coste se dispara.
La náutica de dos velocidades
Ante tal situación, la asunción del coste de las regatas queda en manos de los propios clubes náuticos, entidades sin ánimo de lucro. Los presupuestos de los mismos han ido menguando en los últimos tiempos, salvo honrosas excepciones que, con gran esfuerzo y a contracorriente, logran mantener exquisitos patrocinadores, competiciones de alto nivel, fuerte promoción y evidente impacto mediático. Estamos ante la náutica de dos velocidades.
Finalmente en el tema de ingresos quedan las opciones de las subvenciones. En España, la Federación Española de Vela actúa como entidad colaboradora del Consejo Superior de Deportes en esta materia, si bien las subvenciones se solicitan a través de las Federaciones Autonómicas.
Pues bien, y para poner el dedo en el llaga, todos aquellos clubes cuyas federaciones autonómicas no están al corriente de pago con sus obligaciones fiscales con la Agencia Tributaria no pueden recibir subvención alguna, precisamente por el incumplimiento de su propia Federación de acuerdo con el artículo 13.2 de la ley 38/2003 general de subvenciones. Que sean las propias Federaciones las que frenen la llegada de subvenciones es un tema grave que debería ponerse encima de la mesa.
Si sumamos costes elevados, falta de patrocinadores, reducción de presupuestos en los clubes y a veces pérdida de subvenciones por cuestiones administrativas, la próxima vez que estén en una regata, imaginen cuánta ilusión hay en ella.
Jaume Prats
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