Abordaremos primero las partes positivas. Un éxito organizativo sin precedentes, esa fue una valoración unánime. Por supuesto los aficionados a la náutica y los aficionados a la vela en general deben estar extraordinariamente satisfechos de haber podido vivir de cerca una experiencia como ésta. Una vez más, pues ya se vivieron los precedentes de Valencia en 2007 y 2010.
Los profesionales del sector en la zona de Barcelona están también satisfechos, pues hubo un importante movimiento económico relacionado con la náutica, en aspectos como los alquileres de embarcaciones para chárter, venta de indumentaria y otros aspectos similares.
Sin duda un poso para la Federació Catalana de Vela y sus clubes que ha de animar a la afición y a la iniciación en los años venideros.
Que la celebración de esta competición tuviera lugar en Barcelona no sentó bien a algunos, que no dudaron en poner por escrito que no se podía consentir que con el dinero de “todos” tuviera lugar la Copa en Barcelona. En realidad esta financiación por parte de ”todos”, referida a la aportación del Estado, no fue mayor a las que se hicieron cuando la Copa se disputó en Valencia.
Otro tema curioso es que, para que se dispute la competición en una ciudad concreta, es necesario, reglamento en mano, que participe un equipo del país donde se encuentra la ciudad base en cuestión. Esto no sucedió el año pasado, pero se solventó creando dos competiciones adicionales, una Copa “junior” patrocinada por Unicredit que se denominó Unicredit Youth America’s Cup Barcelona y una Copa “women” patrocinada por la empresa perfumera Puig que se denominó Puig Women America’s Cup Barcelona. En ambos casos sí hubo sendos equipos españoles, participando con barcos más pequeños, AC40, todos iguales. Y con excelentes resultados para la tripulación femenina española, que acabó en tercera posición. La experiencia de Barcelona supone la semilla para futuras ediciones de estas clases, veremos…
Cabe aplaudir aquí el patrocinio de la empresa perfumera Puig, con una larga tradición en el apoyo a la vela. Recordarán los más veteranos el patrocinio durante lustros de la Copa del Rey de Palma, a través de la marca Agua Brava, o la celebración de la Regata Puig de clásicos en el Real Club Náutico de Barcelona. Más todavía, un miembro de la familia –Mariano- fue el primer presidente de la Federación Española de Esquí Náutico cuando se creó en 1965. Otro, Enrique, fue presidente del mismo club y presidente del Salón Náutico de Barcelona hasta su prematura muerte en 2008 y aún hoy Jordi Puig es el presidente del RCN de Barcelona.
Ahora bien, las expectativas económicas no fueron alcanzadas. Se anunció la llegada de dos millones y medio de visitantes específicos, la creación de 19.000 puestos de trabajo, un impacto de 1.200 millones de euros. Parecía que en Barcelona no se cabría, que las habitaciones de hotel se tendrían que tomar al asalto y que los repartidores de Glovo y Uber Eats no darían abasto ante la imposibilidad de encontrar mesa en un restaurante. Más aún, en el barrio de la Barceloneta esperaban llenar los restaurantes. Nada de eso sucedió. Durante la competición se celebró en Barcelona un congreso de oncología en el que participaron unas 30.000 personas. Ninguna durmió en la calle. Ninguna se quedó sin comer caliente tres veces al día. Sirva esto para explicar que la cosa no fue para tanto. El gasto fue mucho y el retorno escaso.
¿Saben ustedes cuántas horas extras hicieron los miembros de los cuerpos de seguridad? Apuesten… ¿Un par de cientos? ¿Un par de miles? ¡No señor! ¡Cifras de seis ceros! Por supuesto, no les voy a revelar mis fuentes para no comprometerlas. Esas horas extras no se pagaron, pero se compensaron y se compensan con días libres y vacaciones, es decir, lo que los guardias trabajaron en Barcelona se dejó de trabajar los meses siguientes. Eso no aparecerá en los balances económicos.
Aun así, los quinquis sí encontraron un buen botín: por ejemplo, a Ben Aisle, patrón del Inneos Britannia le robaron el reloj a punta de navaja. En la calle, por supuesto, no en el campo de regatas….
Les comentaré, por ejemplo, el curioso método para contar a los asistentes: unas cámaras contaban a cualquiera que pasara por ahí, por las cercanías del acto deportivo. Si la señora María salía a comprar el pan, contaba. Si volvía a casa con la baguette, contaba. Así, claro, fueron numerosísimos los contabilizados.
¿Y qué decir de la apuesta por los combustibles verdes a la hora de propulsar las embarcaciones de apoyo? Pues que fue testimonial. Los “auténticos” barcos de servicio a los equipos usaron potentísimos motores fueraborda a gasolina. Todos los equipos usaron fuerabordas Mercury de 400 caballos, a razón de hasta cuatro por lancha, excepto los italianos, que montaron Suzuki de 350 caballos.
Resultaron excelentes las retransmisiones televisivas, con un gran despliegue de cámaras e infografías que hicieron entendible cuanto sucedía, gracias también a comentaristas especializados, como nuestros compañeros, y sin embargo amigos, Carlos Pich o Jaume Soler. Un día, en una entrevista a pie de calle preguntaron a una señora extranjera qué le parecía todo ello. Muy bonito, dijo. En nuestro país no nos lo podemos permitir. La señora era neozelandesa. ¡También es casualidad! El PIB per cápita allí fue de 48.528 euros en 2023. Aquí fue de 32.677. Sin comentarios.
Asunto curioso fue la no celebración del Salón Náutico. No se aprovechó la cosa para redoblar los esfuerzos y el éxito. Más raro aún que el sector no pusiera el grito en el cielo. No hubo Salón y no pasó nada. ¡Qué lejos queda el año 1988 cuando hubo dos salones, uno en febrero y otro en diciembre! No hacer el Salón un año puede ser la semilla para no hacerlo más…
Sin embargo el guante sí fue recogido por la patronal catalana ADIN que en un tiempo récord organizó un certamen en Port Ginesta con notable éxito de ventas. Está por ver lo que sucederá este mismo año.
Por cierto, en cuanto terminó la Copa del América la ex alcaldesa Ada Colau, todavía concejal, manifestó sentirse engañada y pidió una auditoria. El ayuntamiento de Barcelona se apresuró a decir que no pensaba volver a postularse para una nueva edición. Gato escaldado huye del agua fría…