El gelcoat es una fina capa de acabado que recubre la fibra del casco y que debe estar en las mejores condiciones posibles para cumplir con su función protectora. A medida que esta capa envejece se vuelve más porosa, absorbiendo y reteniendo la suciedad con mayor facilidad, y volviéndose sensible a la abrasión.
Los cuidados del gelcoat pueden ser de dos tipos en función de su estado:sencillo mantenimiento, o restauración por pulido.
Para la limpieza de mantenimiento necesitaremos un jabón de PH neutro o cualquier emulsión creada para el tratamiento de gelcoats. Seguiremos las instrucciones del producto asegurándonos siempre de respetan las características de los materiales sin perjudicar a las personas ni al medio ambiente. Hoy el mercado dispone de una gran oferta. Con estos jabones se podrá disolver y desincrustar sin dificultad la sal que se deposita en la superficie del gelcoat. Aplicaremos la solución con cepillos de dureza media o blanda especialmente en las zonas lisas; mientras que las áreas más rugosas podremos tratarlas con cepillos más duros.
Si percibimos que el habitual blanco del gelcoat amarillea, o se está volviendo gris, también existen productos para blanquearlo de fácil utilización y buenos resultados. Los hay en polvo o líquidos y en sus componentes incorporan un PH ácido que devuelve el color natural. Nosotros recomendamos la solución líquida porque es menos agresiva, no araña la superficie ni matiza el brillo. A la hora de realizar estos “blanqueamientos” debemos tener en cuenta que los productos con ácido suelen corroer el aluminio, si lo aplicamos a zonas cercanas a winches, stoppers, etc. es conveniente mojar estos elementos con agua dulce y ser cuidadosos. También es bueno recordar que no hay que abusar de estos procedimientos a base de ácidos, pues a la larga pierden eficacia y favorecen la degradación. Lo mejor es realizar una limpieza con una frecuencia mínima de entre una y dos veces al mes.
Restauración y pulimentación
Cuando la embarcación lleva mucho tiempo sin someterse a ningún tipo de limpieza de mantenimiento; si el barco es muy viejo o si vemos que las sesiones de limpieza normal no ofrecen los resultados esperados, es el momento de plantearnos una restauración. Detectaremos fácilmente que hemos llegado a esta situación en la apariencia del gelcoat, que se verá apagado, sin brillo y con una sencilla prueba “de fuego”: si el deslizar los dedos sobre el gelcoat nos quedan pintados de blanco, tendremos la prueba irrefutable de que requiere una restauración completa.
Pero antes de nada daremos un profundo lavado a todo el exterior con agua y desengrasante o blanqueador. Tenemos que conseguir eliminar toda la suciedad adherida a la capa del gelcoat. Luego inspeccionaremos los extremos, cantos, esquinas, o perfiles más negros y los frotaremos; si no desaparece esta tonalidad significa que estamos viendo la capa de fibra que el gelcoat cubre y que por desgaste se ha hecho visible. También es el momento de detectar grietas que se dibujan como si fueran “arañas”, comienzan en un punto y se abren en todas direcciones (habituales en cubierta y cabina). Estas grietas nos indican que el gelcoat se ha quedado demasiado fino para soportar un pulido, el resultado final sería muy limitado, por lo que habría que pensar en pintar la embarcación de nuevo.
Si el gelcoat mantiene las suficientes condiciones de resistencia lo someteremos entonces al pulido por fricción con una máquina rotativa a través de espumas o boinas de lana. Este procedimiento permite renovar el aspecto original del gelcoat, cerrando el poro y ayudando a su conservación. La oferta de pulimentos disolventes o acuosos, con ceras sintéticas o naturales es muy diversa; también hay productos nanotecnológicos mono-componentes o bi-componentes, etc. Tendremos siempre en cuenta que el nivel abrasivo del pulimento debe ser adecuado al estado del gelcoat, profundidad de los arañazos o nivel de brillo.