La primera noticia que tengo de las motos acuáticas en el Salón Náutico de Barcelona es de la mano de Tito Puig en el stand de Laraya, a principios de los años 1980, pero no dejaron de ser consideradas como un gadjet. Tanto las Jet Ski como las Wetbike, motos que en lugar de tener la tobera orientable funcionaban con una tobera fija y un foil delantero móvil. Se llegaron a hacer campeonatos de este tipo de motos en 1985 y 1986, pero fueron flores de solo dos veranos.
El origen de la actual situación tiene su rebuscado arranque en el XXVII Salón Náutico de Barcelona, celebrado entre los días 3 y 11 de diciembre de 1988. Servidor de ustedes laboraba como reportero para la desaparecida revista Yate y Motonáutica, realizando el típico y aburrido reportaje de novedades del certamen.
El mismo día de la inauguración pasé frente al stand de Kawasaki, marca que acudía por primera vez al Salón de la mano de Derbi, importadora oficial de la marca para España. Se exhibían generadores y motos acuáticas Jet Ski. Jet Ski es una marca registrada, por mucho que haya llegado a ser considerara un genérico. En el stand había un aparato de televisión donde se pasaba un video de las regatas de Lake Havasu, por aquel entonces muy significativas. Atendía el stand Luís Suárez, que acababa de hacerse cargo del asunto porque ya trabajaba en Derbi como comercial de generadores, de la marca Kawasaki. Es decir, el nexo era la marca, no la tipología del producto. Justo es decir que Suárez siguió con Kawasaki hasta finales de 1994 y se hartó de vender motos acuáticas. Conversamos. Además de reportero yo también era vocal de prensa de la Federació Catalana de Motonàutica y le comenté la posibilidad de hacer regatas con los aparatos esos. Las motos acuáticas, no los generadores. Si las hacían en Estados Unidos no había ninguna razón objetiva para que no pudiesen hacerse aquí. De que se hiciera algo parecido en Europa, no teníamos ni noticias. El asunto no cayó en saco roto.
La suerte fue que en Derbi estaban acostumbrados al mundo de las carreras –de motociclismo, claro- de modo que consideraron desde muy pronto que las carreras serían el mejor modo de dar a conocer este producto. Las conversaciones, más personales que oficiales, fueron cuajando y, finalmente, la primera carrera oficial de Jet Ski disputada en el estado español tuvo lugar los días 25 y 26 de noviembre de 1989 en el beach club Tropical de Gavà, muy cerca de Barcelona, con las reticencias de los principales directivos de la Federación Catalana de Motonáutica de la época. De la Española ni hablamos.
La mala experiencia que habían tenido con los díscolos pilotos de las motos con foil, comercializadas en España bajo la marca Crojet, les habían dejado hasta la coronilla de los artefactos estos. En consecuencia, solo dos comisarios acudimos a la regata: Francesc Miras y yo mismo. Colaboraron los monitores de Tropical: José Ramon Herrero, que fue después uno de los importadores de Hobbie Cat; Fredy Bru, después director deportivo del CN El Balís, y Pepe Marín, que más tarde pasó a Ballantine’s y organizó los campeonatos de Volei Playa y Windsurf patrocinados por esta marca. Por supuesto, se contó con los medios de Derbi y con el patrocinio de Beefeater, que fue el patrocinador de las regatas de motos acuáticas durante años.
Una veintena de pilotos se reunieron para la ocasión. La mayoría procedían del concesionario Kawasaki Jet Performance, situado en la calle Bailén 28 de Manresa (Barcelona), que atendían Roberto Romero y Toni Ramos. También participaron los pilotos motociclistas de todo terreno Xavier Riba y Carlos Mas. Los pilotos offroad han estado muy ligados al mundo de la moto acuática. A Riba y Mas hay que añadir después a Jordi Arcarons.
Los directivos rectificaron, pues la regata de Tropical fue un éxito. Dio lugar al nacimiento del Campeonato de Catalunya de Jet Ski en 1990, junto con un torneo denominado Circuito Beefeater, con regatas en Mataró (Barcelona), Amposta (Tarragona), San Sebastián, Marbella, Gavà y Zaragoza. El Campeonato de Catalunya es, pues, decano en el Estado español. Estas carreras eran monomarca, exclusivamente Jet Ski Kawasaki, con una categoría que unía las cilindradas 330 y 440 cc, otra para 550 cc, una más para 650 cc y otra denominada Tándem, en la que competían conjuntamente las biplazas de conducción sentado modelo TS y las motos del modelo X-2 que se podían gobernar de pie o de rodillas.
El mes de septiembre de 1990 se disputó la primera regata internacional en España, denominada 1ª Jet Ski Cup Internacional de Manresa (Barcelona), con la participación y victoria del joven piloto francés Nicolas Rius, que competía con licencia belga pues en Francia no se otorgaba –ni se otorga- la licencia a pilotos menores de 16 años. En 1991 se disputó ya el Campeonato de España de Jet Ski, aún reservado a Kawasaki y se disputó la 2ª Jet Ski Cup de Manresa.
1992 marcó un punto de inflexión en el mundillo de las motos acuáticas. Se disputó el primer Campeonato de España de Motos Acuáticas abierto a todas las marcas, en este caso Kawasaki, Yamaha y Bombardier, con carreras en Cullera (Valencia), Castelldefels (Barcelona), La Manga del Mar Menor (Murcia), Marbella (Málaga), Alicante, San Sebastián y Madrid, para motos de conducción de pie y cuatro regatas para las de conducción sentado: Port Ginesta (Barcelona), Tortosa (Tarragona), Murcia y Madrid. Las dos últimas coincidentes para todas las categorías. ¿Y por qué no participaron las motos de conducción sentado en todas las regatas? Los directivos del patrocinio de Beefeater no querían ni ver las motos de conducción sentado, a las que consideraba “armarios”.
Hubo que negociar. El 8 de octubre de 1991 nos reunimos en el restaurante Can Mèlich de Sant Just Desvern (Barcelona) los representantes de Derbi (José Fidel Guiu y Luis Suárez), de Beefeater (Jesús Ibañez y Paco Sánchez Barco) y de la Federación (Àngel Font, presidente de la catalana y yo mismo, vocal de prensa). El asunto estaba muy encallado, en una atmósfera de tabaco y combinados que recordaba las partidas de póker de las películas americanas. Al final solo negociábamos Sánchez Barco y quien esto escribe, que ni fumo ni bebo. Puesto que no había manera de meter las biplazas en todas las regatas propuse un campeonato de biplazas a cuatro pruebas en lugar de siete. Dos las pagaría la federación – en Port Ginesta y Tortosa-, coincidiendo con el campeonato catalán, y dos Beefeater, coincidiendo con el campeonato español, en Murcia y Madrid. No tuvieron más remedio que aceptar. Y desde entonces hay motos de dos y tres plazas en las regatas. Sin duda, las hubiera habido una o dos temporadas más tarde, pero me complace apuntarme este tanto. Y, de paso, explicar que las regatas de motos nacieron, como tantas otras cosas, en Catalunya.