En virtud del convenio, el Club de Mar Mallorca divulgará información sobre fauna marina y, en particular, sobre la gestión de rescate de cetáceos y tortugas marinas. El puerto expondrá un cartel, visible al mayor número de usuarios, en el que se explica el protocolo de actuación de primera asistencia a las tortugas marinas. También dispondrá de un depósito de acogida provisional de estos animales. El acuerdo ha sido rubricado por Antonio González Clemente, en representación de Palma Aquarium, y José Luis Arrom Miranda, director del Club de Mar Mallorca
Deborah Morrison, directora de conservación del Palma Aquarium, ha señalado que el objetivo de la campaña es que los usuarios de la náutica de recreo sepan que su puerto, ya sea de base o de tránsito, dispone de un contenedor y un plan de actuación, de modo que tengan claro cómo actuar si avistan una tortuga herida. A partir de que el animal ha sido traslado al club náutico, Palma Aquarium, que dispone de la autorización competente para gestionar el rescate de fauna marina, se hace cargo de la recuperación por medio de su equipo de profesionales.
Para José Luis Arrom, la colaboración con Palma Aquarium es “algo natural”, dado el compromiso del Club de Mar Mallorca con la divulgación del respeto por la naturaleza entre sus socios, usuarios y, especialmente, alumnos de las escuelas deportivas.
“El convenio –añade Arrom– contempla la organización de charlas a los alumnos y padres de las escuelas, y a los deportistas que participen en la Regata Cluma (2 de julio), Trofeo Club de Mar (18 de julio) y XXI Regata Illes Balears Clàssics (del 12 al 15 de agosto), así como cursos para el personal. Todo ello se agrega a nuestra política de gestión medio ambiental y es un valor añadido para nuestros socios, que, además, podrán disfrutar de descuentos en Palma Aquarium”.
Las tres especies de tortugas marinas que habitan el Mediterráneo –la tortuga laúd, la tortuga verde y la tortuga boba– se encuentran amenazadas por la contaminación del mar por metales pesados y plásticos, la pesca no selectiva (se calcula que hasta un 37% exhibe heridas causadas por anzuelos y sedales) y la destrucción de sus hábitats. Trasladar esta problemática a los usuarios de mar (especialmente a los más jóvenes) es muy importante para minimizar el impacto de las actividades humanas sobre una especie que hasta hace no tanto era muy frecuente en nuestras aguas.