Es una quimera en temas legales relacionados con la náutica la relación siempre difícil con la fiscalidad y la tributación.
Estamos acostumbrados a la problemática existente en España, con el impuesto de matriculación, las tasas y con las diferencias de IVA respecto a los mercados vecinos. Pero pocas veces hacemos referencia a noticias o proyectos que nos llegan del Reino Unido y el mercado de superyates que navegan bajo banderas de conveniencia, algunas con la incorporación de la Union Jack.
Parecen llegar noticias del Reino Unido en relación a que la FCA (Finance Conduct Authority), agencia que controla los productos financieros británicos, está tomando conciencia de que las medidas de control de blanqueo de capitales han sido muy laxas en el sector de los superyates.
Sobre la mesa van apareciendo nuevas medidas a tomar, una de ellas es que los brokers de compraventa de embarcaciones en Inglaterra deban inscribirse en el HM revenue & Customs al efecto de cumplimentar sus obligaciones de lucha contra la blanqueo de capitales.
Ciertamente, la sensación que se tiene en nuestro mercado es que el nivel de exigencia y compromiso de los agentes en España, en la lucha contra el blanqueo de capitales, es infinitamente superior a otros mercados. Tal vez por eso nuestro mercado es más modesto.
Los lobbies ingleses tuvieron éxito hace años al evitar tomar medidas específicas de control de blanqueo del mercado de superyates, y el sistema financiero anglosajón se ha centrado en el control de las inversiones en el sector inmobiliario y, en cambio, en el ámbito de los superyates se ha permitido cierta opacidad en la propiedad de las embarcaciones.
No obstante, es necesario tener conciencia que la aceptación del blanqueo de capitales favorece la criminalidad, distorsiona el movimiento económico e introduce desequilibrio dañando el sistema financiero ocasionando una importante pérdida de prestigio entre potenciales clientes.
Jaume Prats