Lo que muchas ciudades desearían como una fenomenal promoción a escala mundial, se va a convocar de nuevo en nuestro país: la 4ª edición de la Barcelona World Race, la regata vuelta al mundo “a dos”, sin escalas.
Y estamos de enhorabuena de poseer una regata, soñada, ideada y desarrollada en Barcelona (por tanto sin el lastre de royalties), que la activa y potente IMOCA y la organización de la Vendée Globe consideran ya como complementaria y absolutamente estratégica para sus propios intereses comerciales y deportivos.
Si, la propia IMOCA, gestora de la clase Open 60 y de su circuito, entiende beneficiosa para sus intereses comerciales, deportivos y mediáticos, que exista una regata dos años antes (o después, como quiera verse) de celebrarse la Vendée Globe ya que ayuda a rentabilizar, y por qué no decirlo, a justificar los presupuestos de los equipos, esencialmente franceses, para 4 años y, sin duda, una oportunidad para que empresas españolas con implantación internacional implementen un calendario completo de 4 años en beneficio de su marca. ¡Ya sería hora!
Presupuestos altamente rentables mediáticamente hablando ya que el ratio inversión/retorno mediático resulta ser muy alto en términos de rendimiento respecto otros eventos de magnitud similar, incluidos la Volvo Ocean Race o la mismísima America’s Cup actual. Está claro que la BWR es como un caramelo a la puerta de un colegio para las empresas que auditan bien sus acciones promocionales a escala global.
Pero debemos ser conscientes que una regata de esta magnitud, si no se hiciera en Barcelona, tengamos por seguro que la misma IMOCA buscaría opciones para que sea realizara en cualquier otra ciudad o población que deseara una promoción tan global y como los valores que la vela oceánica transmite. Reconozcamos ya que para la IMOCA una regata como la BWR ha pasado a ser ya una necesidad estratégica para su propio “circo”.
El éxito de la Barcelona World Race y la madurez conseguida gracias a sus tres ediciones realizadas, hacen de ella un producto promocional muy apetecible y completo, siendo una evidencia, al menos para este medio, que un evento del calibre de la BWR tendría, si no tiene ya, muchas novias esperando organizarla en el caso poco probable, pero no imposible, que a Barcelona se le ocurriera prescindir de ella.
Pero no, por suerte la nueva dirección de la FNOB, comandada por el gallego Sr. Xosé-Carlos Fernández, un hombre de empresa con una gran experiencia como gestor, ha confirmado a este medio que se convoca la 4º edición de la Barcelona World Race 2018 cuya salida va a producirse entre el 15 de diciembre de 2017 y el 15 de enero como muy tarde del 2018. Sabremos los detalles el jueves 15 en su presentación oficial en el marco del Salón Náutico Internacional de Barcelona.
¿Una nueva Barcelona World Race?
Todo apunta a que pueden haber cambios fruto de una necesidad de una mayor autosuficiencia en la gestión de un evento que, por fuerza, debe manejar presupuestos importantes. Esta es la nueva filosofía de actuación que Xose-Carlos Fernández parece querer instaurar en la gestión de este evento deportivo con una audiencia mundial acumulada, en su última edición, de 380 millones de personas.
Objetivos y pasos
Para ello, y ya desde hace un tiempo, se están realizando ruedas de reuniones con profesionales de la vela muy conocidos, gestores de equipos, instituciones y expertos en general para acabar de precisar y de introducir algunos cambios cualitativos que ayuden a realizar una Barcelona World Race, si cabe, más atractiva con la voluntad de que ésta deje réditos a nivel deportivo, empresarial y de imagen para la ciudad de Barcelona. Pero con el objetivo, quizás más importante de todos, que sea una regata presupuestariamente rentable e independiente, vamos, que funcione como cualquier otra empresa financieramente sana.
Junto a la convocatoria oficial de la 4ª edición de la Barcelona World Race, se está tejiendo un entramado de actuaciones en aras de fomentar todo aquello relativo al desarrollo de la vela oceánica desde Barcelona. Se pretende desarrollar, en definitiva, una industria al alrededor de la vela oceánica, fomentar una necesaria cantera de navegantes y consolidar y ampliar un mayor número de especialistas y técnicos. Unos objetivos que ya figuraban en la hoja de ruta de la FNOB en su fundación, pero que lamentablemente no se han acabado de implementar, probablemente porque la propia BWR los ha fagocitado por sus propias necesidades de atención presupuestaria.
En la nueva etapa de la FNOB parece que se han retomado con fuerza dichos objetivos con hechos ya palpables como la creación de una base oceánica, una escuela de vela oceánica, un polo industrial y estableciéndose nuevas alianzas con entidades como Arhemis Academy, algunas universidades, el centro de la Grande Motte y con principios de acuerdo ya sobre el papel con el Cluster Nàutic de Barcelona, con el BISC (Barcelona International Sailing Center) o el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat.
“Acontecimiento de Excepcional Interés Público” por aprobar
A nadie se le escapa que el éxito ascendente de las tres ediciones anteriores se debe, en muy buena parte, gracias a las ventajas fiscales que permitió el mecenazgo de diversas marcas de prestigio a resultas de la Ley 49/2002 que permitió calificar la anterior edición como Acontecimiento de Excepcional Interés Público en la Disposición Adicional Quincuagésima Séptima de la Ley 17/2012, de 27 de diciembre, de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2013.
Por desgracia nuestro país necesita de estas leyes para estimular la financiación privada (gracias a unas exenciones fiscales concretas) de la Barcelona World Race y otros eventos haciendo así que las instituciones públicas tengan un menor protagonismo financiero en la realización de estos eventos gracias a la calificación como de evento de “Excepcional Interés Público”. Recordemos que otras pruebas deportivas como la Volvo Ocean Race y en su día la 34 America’s Cup también gozan y gozaban respectivamente del mismo status jurídico.
Para que la 4ª edición de la Barcelona World Race vuelva a gozar de ese status absolutamente necesario, la administración central del Estado, según nuestras informaciones, ya parece haber aceptado argumentalmente la evidencia argumentada en la enmienda remitida al Senado para su próxima aprobación en las Disposiciones Adicionales de la Ley a aprobar, de que la BWR “es un referente en la vida deportiva, económica y empresarial de Barcelona, de Cataluña y en el resto del Estado Español” y que “Constituye un motor económico y de visibilidad de notoria trascendencia. En el proyecto de desarrollo turístico del entorno, la BWR se ha ganado, por derecho propio, un papel protagonista. Siendo la prueba un acontecimiento de proyección mundial, en estos momentos, y gracias al éxito obtenido en las anteriores ediciones, el nombre de Barcelona está ya intrínsecamente unido al de la prueba, constituyendo un instrumento de gran potencia en su capacidad de promocionar Barcelona en mercados turísticos internacionales, en los que Barcelona está situándose con gran acierto”.
La pregunta es, ¿la regata más deseada del mundo, va a ser aceptada de nuevo por su propia ciudad? La lógica nos dice que si… pero parece ser que no todo el mundo lo tiene tan claro en el consistorio barcelonés. Y, siendo claros, esa indefinición es la peor enemiga de las planificaciones de las marcas y su equipos que realizan a la hora de cerrar sus calendarios deportivos y en donde, hasta ahora, la BWR brilla con gran intensidad.