Toda la flota de la Barcelona World Race navega entre el océano Índico y el Pacífico, donde preocupa el cambio climático. Debido a este fenómeno en el Gran Sur hay más hielo flotante, que se desprende de la banquisa antártica. De ahí que las regatas de vuelta al mundo hayan iniciado los estudios sobre la detección de los icebergs y sus patrones de circulación, lo que ayuda a entender la evolución del cambio climático.