Día 19/3, a 14:00 avistamos el faro de Le Junot en el extremo occidental de la isla de Ouessant, distancia navegada 100 millas. Es un faro muy “singular” situado en unas rocas, siendo el punto más occidental de la costa francesa.
Viene a ser su Finisterre. A partir de aquí arrumbamos para recalar en la costa gallega, rumbo 215º dejando atrás las aguas del Canal de la Mancha e iniciando el Golfo de Vizcaya. La mar y viento, que seguía de componente W, iba en constante aumento. Fuerza 7/8. Ahora, con el nuevo rumbo, la mar y el viento nos quedaban muy al través. Las olas empezaban a tener una altura considerable y el viento barría sus crestas. Los fuertes bandazos hacian que la mar embarcara por el costado de estribor con facilidad, dada la poca altura de francobordo (distancia de cubierta a línea de flotación), con ello empezábamos a temer un posible corrimiento de carga, toda vez que el granel cargado en Rotterdam no había llegado a completar las bodegas, lo cual permite que pueda correrse la carga. Si bien el mal tiempo nos había acompañado desde el inicio de viaje, en el Canal de la Mancha lo habíamos tenido de proa, ahora con el nuevo rumbo más hacia el sur nos quedaba muy de través y los balances en lugar de hablar de “muchos grados”, es preferible mencionar lo difícil que era tratar de dormir en camas que iban orientadas en el sentido Proa/Popa.
Faro de Le Junot (Ouessant)
Dias 20, 21 y 22, seguimos navegando al rumbo 210º/215º. La mar y viento seguía manteniendo un lento pero progresivo aumento.
Día 23/3, fue durante mi guardia de noche, empecé a notar que ya la mar nos dominaba y los fuertes golpes de mar que recibíamos en nuestra banda de estribor hacían casi imposible mantener el rumbo. Había llegado el momento de prescindir del rumbo que tratábamos de mantener y ponernos proa a la mar (capear) pero preferí compartir la decisión con el Capitán y decidí llamarlo. Al pedirle al timonel que fuera a pedirle que subiera al Puente tuve una nueva sorpresa. El timonel me comenta que en situaciones anteriores de fuertes temporales al Capitán le costaba abandonar su camarote. Entiendo que esta situación puede parecer esperpéntica, pero ocurrió. Por cierto, respeto la figura del Capitán, solo mencionaré su nombre bajo mínimos, G.M.J. Así fue, se necesitó un segundo viaje al camarote para conseguir que apareciera en el Puente.
Estaba claro que la maniobra de capear era la única opción posible para hacer frente a una intensidad de mar y viento como consecuencia de estar en el centro de la depresión. Para el timonel, la noche tiene el inconveniente que al no ver las olas, porque todo son rociones de espuma, cuesta determinar cuál es el rumbo más adecuado, ahora el que manda no es el compás sino la mar.
Con la luz de día, se podían ver unas olas que fácilmente sobrepasaban la altura del barco. Con experiencia narrativa se podrían usar palabras que ayudarían a describir lo que estaba sucediendo, pero la realidad era que barco y mar libraban una lucha con final incierto. No es momento de poner medidas a la altura de las olas y a la intensidad del viento. Las olas al romper en proa pasaban a barrer toda la cubierta con lo que las escotillas prácticamente desaparecían de nuestra vista, tan solo se veían la caseta con las maquinillas. Cuando aún el barco no había empezado a desalojar el agua embarcada en cubierta ya estaba llegando la siguiente ola, con otras toneladas más en cubierta, todos teníamos en mente la sobrecarga que llevábamos desde el inicio del viaje. La mar que embarcábamos nos hacía temer que la reserva de flotabilidad podría llegar a su límite. Aun recuerdo que en el Puente, mientras mirábamos como el barco trataba de mantenerse a flote, me sujetaba al borde inferior de la ventana y hacia el gesto de empujar hacia arriba, como tratando de ayudar que el barco se recuperara, era el instinto de supervivencia, asimismo, es muy probable que en estas ocasiones también la Virgen del Carmen ocupara un lugar en nuestra mente.
Aquí tienes los anteriores capítulos de SINGLADURAS SINGULARES
Singladuras Singulares por el Mar del Norte, capítulo 1
Singladuras Singulares, capítulo 2, El barco Eco Mercedes
Singladuras Singulares, capítulo 3. Informe del Estado de la Máquina
Singladuras Singlares, 4 Sobrecarga en Rotterdam
Singladuras Singulares, 5. Un Primer Oficial alcohólico
Singladuras Singulares, 6. A dos guardias de mar.
Singladuras singulares, 7. Iniciamos el viaje
Singladuras Singulares, 8. Arribada en Dover