Durante este día la situación de mar parecía aun “in crescendo”, lo cual nos obligó a maniobrar con la segunda opción que nos quedaba, correr el temporal (ponernos popa a la mar). Me encontraba haciendo de timonel, relevos habituales para un cigarro y un café, cuando de pronto, el Capitán, me indica que metiera todo el timón a babor para iniciar una caída de rumbo de 180º. Mi respuesta inmediata fue la de no obedecer argumentándole, que era inminente la llegada de “las tres marías”, (tres olas de mayor tamaño), que se generan como consecuencia de una acumulación periódica de ondulación de la mar, cuanto mayor es la intensidad de mar y viento, tanto mayor son las tres olas antes referidas. La cuestión es que el Capitán tuvo en cuenta mi observación, y así fue como compartimos el momento que podría ser el “menos malo” para iniciar la maniobra. Hay que tener en cuenta que con la poca máquina que mantienes en estas circunstancias, ya que no se trata de avanzar sino de aguantar el barco aproado a la mar. Meter toda la caña de timón a una banda para darle al rumbo un giro de 180º, era evidente que el barco daría fuertes balances acompañado por el barrido de las olas sobre cubierta creando una situación muy comprometida, a ello hay que añadirle que nuestra carga a granel podría sufrir un corrimiento.
Finalmente realizamos la maniobra y al tener la mar por popa dio la sensación que controlábamos mejor el barco, si bien hay que cuidar el manejo del timón para evitar atravesarse a la mar, ya que el tenerla por popa favorece esta tendencia. Pasamos a embarcar mucha menor cantidad de agua. Para correr un temporal, una de las principales precauciones a tomar es la de tener unas buenas millas por delante que no nos lleve a una proximidad de costa con el peligro que ello supone. En este caso, si bien ya estábamos a menos de 100 millas de la costa gallega, el componente W del mal tiempo nos hacía navegar en paralelo a la costa del Cantábrico. No todo eran mejores noticias, el timón al navegar en popa recibe fuertes impactos de las olas, más aún en nuestro caso, con la holgura y el movimiento que tenía, lo cual generaba un aumento de la vía de agua así como unos golpes al eje que podrían causar una avería. Ante el mal tiempo un fallo de gobierno sería fatal. Imposible hacer un cálculo de las millas que pudimos navegar este día.
Aquí tienes los anteriores capítulos de SINGLADURAS SINGULARES
Singladuras Singulares por el Mar del Norte, capítulo 1
Singladuras Singulares, capítulo 2, El barco Eco Mercedes
Singladuras Singulares, capítulo 3. Informe del Estado de la Máquina
Singladuras Singlares, 4 Sobrecarga en Rotterdam
Singladuras Singulares, 5. Un Primer Oficial alcohólico
Singladuras Singulares, 6. A dos guardias de mar.
Singladuras singulares, 7. Iniciamos el viaje
Singladuras Singulares, 8. Arribada en Dover
Singladuras Singulares 10) Capear y correr el temporal