Durante el la tercera edición del Congreso Náutico, celebrado en Barcelona los días 11 y 12 de abril, una de las mesas de debate se dedicó en exclusiva al tema de la fiscalidad, para lo cual se invitó a Don Julio Ramsés Pérez Boga, presidente de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda.
En su intervención dos aspectos me llamaron la atención: el primero, y previa disculpa del ponente, la aceptación de que el sector náutico no tenía nada de estratégico para la Hacienda Pública; y el segundo, que los ingresos que la Hacienda Pública obtiene de la náutica deportiva –unos 20 millones de euros al año del Impuesto de Matriculación- son irrelevantes en el conjunto de ingresos del Estado.
Esta afirmación pretendió ganarse a un auditorio cuya actividad y modus vivendi esencial es la náutica, y que injustamente vive bajo sospecha permanente de encubrir una bolsa de dinero sobrante y excedente no declarado.
Durante los últimos años en los que la Hacienda Pública ha buscado recursos por doquier, nuestro sector se ha sentido perseguido con ímpetu por la inspección y por una carga impositiva desmedida. La fiscalidad de la náutica se esconde en un entramado de Tasas innumerable por parte de las administraciones portuarias, que se repercuten al usuario por un lado, e impuestos locales, que son fijos, por otro.
Y a pesar del gran número de tasas, el sector está penalizado en contra de los propios intereses de la recaudación: por un lado impone un impuesto de matriculación que es un freno de entrada; y, por otro, el sector náutico está en desventaja respecto de la tributación de nuestros países vecinos. Esto lo sabe todo el mundo; sin embargo, reformar la fiscalidad de la náutica deportiva es políticamente incorrecto. La frase culminante dicha por el inspector fue: “No hay persecución”.
Casualmente esta misma semana se ha publicado en el BOE la resolución de 9 de marzo de 2015, de la Dirección General de la Agencia Estatal de la Administración tributaria. por la que se aprueban las directrices generales del Plan Anual de Control Tributario y Aduanero de 2015.
Efectivamente, ninguna referencia se hace ni a los puertos deportivos, ni a la náutica de recreo, ni a las embarcaciones…
El BOE es la prueba que, hoy, en la náutica, no hay nada que rascar, ni nada tiene que esconder.
Jaume Prats
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