El Galvana, un diseño de Sparkman & Stephens de 1975 restaurado en 2003 entre Mahón y Barcelona, y cuya propiedad comparte con sus hermanos, es el barco que ha destacado estos días en la XIII Copa del Rey de Barcos de Época por contar con un navegante oceánico como patrón.
Pero aunque se podría pensar lo contrario, Alex Pella reconoce que más que por la velocidad, escoge navegar en función del proyecto y del equipo que hay detrás porque para él “un barco sin gente, no vale nada” y es por eso que en aguas menorquinas disfruta de navegar con sus amigos, apenas preparados para la competición.
El Galvana, con pabellón del RCN de Barcelona, es un barco “muy rápido y noble”, cuyo palo pesa más que uno de esos trimaranes con los que está acostumbrado a navegar, como el Idec Sport, con el que dio la vuelta al mundo en 47 días, a tan sólo dos jornadas de batir el record.
De su reciente experiencia en la regata Transat Quebec-Saint Malo, donde el trimarán con el que participaba volcó en Terranova, confiesa que ha aprendido lo importante que es contar con un “buen equipo donde todo el mundo sabe cómo actuar en una situación extrema”.
Alex Pella, que ha sido el primer español en ganar una prueba transoceánica, se está preparando como patrón reserva del regatista Kito de Pavant, que tomará parte en la próxima Vendeé Globe a bordo del Imoca 60 Bastide Otio.
Entre sus objetivos a corto plazo tiene previsto volver a intentar batir el record de la vuelta al mundo a vela en el maxi trimarán Idec Sport. “Si no viésemos que es posible, no lo intentaríamos, aunque el barco no es tan bueno como el que ostenta la actual marca”, asegura.