Lo más difícil ha sido gestionar las averías que he tenido en el barco, los problemas de las velas y el seguimiento de las cosas que cambiamos en la salida. Y que es una regata muy larga, y realmente se hace muy duro. Esto no te lo quita nadie, declaraba el navegante español con el semblante orgulloso tras haber finalizado la Vuelta al Mundo en solitario y sin escalas Vendée Globe.
Este jueves 23 de febrero Dídac Costa lo grabará en su memoria a fuego y se convertirá probablemente en una de las fechas históricas dentro de la náutica española. No en vano es el segundo español que consigue terminar esta durísima prueba, tras el inolvidable José Luis Ugarte, quien completaba esta aventura en 1992-93 con un registro de 134 días y 5 horas; es decir, ha mejorado el registro en 26 días, claro que desde entonces ha llovido mucho.
Este bombero catalán, un regatista amateur al que le gustaría continuar su carrera para convertirse en profesional, cumple con uno de sus sueños infantiles. Tenaz y determinado Costa ha conseguido su objetivo con éxito y con unos de los presupuestos más bajos de los 29 patrones que comenzaron la regata el pasado 6 de noviembre en la localidad francesa de Les Sables d’Olonne. Natural de Barcelona, Didac Costa completa así su segunda vuelta al mundo sin escalas en tres años, navegando de nuevo en el IMOCA 60 construido hace 17 años para la navegante británica Ellen MacArthur. Junto con el también catalán Aleix Gelabert, Costa terminaba cuarto en la Barcelona World Race en abril de 2015.
Costa ha vivido un gran y emotivo recibimiento en Les Sables especialmente del cuerpo de bomberos, que estuvieron con él y le ayudaron después de que tuviese que volver a puerto 90 minutos después de la salida.
El tiempo invertido por Didac para completar las 27.964 millas de recorrido que finalmente ha navegado, de Les Sables d’Olonne a Les Sables d’Olonne, ha sido de 108 días 19 horas 50 minutos y 45 segundos, con una velocidad media de 10,71 nudos. Didac Costa termina en la 14ª posición de la general, 1 día 19 horas y 2 minutos después del décimo tercer clasificado, el estadounidense Rich Wilson.
Didac Costa sufrió una repentina e importante entrada de agua 90 minutos después del pistoletazo de salida del 6 de noviembre, teniendo que regresar a puerto. Con el agua salada poniendo seriamente en peligro el motor y la electrónica que un mes antes había sido sustituida – el agua había llegado a las baterías- cuando Didac volvió a Les Sables no sabía si podría volver a tomar la salida de una en la que tanto tiempo y dinero personal había invertido. Fue gracias a la solidaridad e iniciativa de sus colegas bomberos de Les Sables que Costa pudo retomar la salida.
La Vendée Globe de Didac
El patrón español vivió muchos momentos emotivos, sin olvidar un mes antes de la salida cuando en un entrenamiento en Barcelona su barco fue alcanzado por un rayo que dañó toda la electrónica del barco. Debe su regata a la intervención en Les Sables del mecánico Joel Aber, que le advirtió de la urgencia de sacar inmediatamente el motor y limpiarlo para evitar el fatal daño del agua salada.
El viernes después de la salida pudo continuar su sueño. En aquel momento el patrón más cercano estaba a 700 millas de él. Costa comenzaba con la preocupación de si tendría que completar la vuelta al mundo sin ningún rival alrededor con el que competir realmente. Pero en el océano Índico se pegó al francés Romain Attanasio y su duelo fue una de las batallas más largas e intensas de esta octava edición de la regata. Fue el instinto competitivo de Costa el que le llevó a sus límites físicos. Finalmente, ha terminado unas 24 horas por delante de Attanasio.
De carácter duro, este bombero Catalán tiene un espíritu fuerte y un gran corazón. En 2015, sólo 48 horas después de haber finalizado la Barcelona World Race, se embarcó con el vencedor Jean Le Cam para ayudarle a llevar el barco de vuelta a la Bretaña francesa. Y en las últimas semanas de esta edición de la Vendée Globe, Didac se acercó a unas 300 millas de Rich Wilson, confesando a la Dirección de Regata que dudaba de si realmente podría pasar a Wilson porque el veterano patrón americano “es un tío muy majo”.
Todas las emociones y dificultades vividas desde los primeros compases de su proyecto hasta por fin estar en la línea de salida de la Vendée Globe estaban empezando a disiparse. Poco a poco Didac Costa fue encontrando el ritmo con un barco que conoce muy bien. Y de repente estuvo claro que algo no iba bien. Cuando miró el interior del barco el nivel de agua ya llegaba a la altura del motor. Entre la tensión, el estrés y la emoción se había olvidado de subir la toma de agua del tanque de lastre y se salió la manguera por donde se achica. Las baterías y el motor se inundaron.
Didac supo inmediatamente que no tenía más alternativa que dar la vuelta. Habían transcurrido únicamente 90 minutos desde la salida, desde el inicio de una mezcla de aventura y desafío por el que tanto había luchado. A las 18:00 horas de ese 6 de noviembre, Costa llegaba al pantalán de Port Olona. Además de su reducido equipo de tierra –formado por sólo tres personas-, allí estaba el cuerpo de bomberos de Les Sables d’Olonne. Costa es bombero profesional en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) y eso había creado un vínculo fuerte entre colegas antes de la salida.
Fue gracias a la rápida reacción de los bomberos de Les Sables que Didac y su equipo contactaron con un mecánico, un auténtico mago de la ingeniería, que les advirtió: “Si no salvamos el motor inmediatamente – y tenemos menos de tres horas para hacerlo- la regata se ha acabado“.
Rápidamente se puso manos a la obra y, sin exagerar, salvó la regata de Didac. “Sin él, su pronta respuesta y su intervención, Didac no habría soltado amarras de nuevo“, reconoce el director del proyecto, el catalán Jordi Griso. La solidaridad mostrada con el equipo español fue extraordinaria, recordando en esta edición más que nunca el espíritu de la Vendée Globe. No fue sólo que otros equipos estuviesen ahí en un primer momento, sino también que los bomberos de Les Sables d’Olonne se involucraron al 110%, a veces incluso con pequeños grandes gestos como unas pizzas cuando Didac y su equipo no habían comido, o un café cuando llevaban horas y horas sin dormir o un té cuando el frío del invierno francés arreciaba.
El mismo gurú de la ingeniería ideó un plan: cambiar el sistema de carga utilizando dos alternadores acoplados al motor en lugar de la generatriz dañada. Tres días después, el barco estaba listo para salir de nuevo. Pero había mucha mar en las inmediaciones de la salida, por no hablar de los más de 40 nudos del Golfo de Vizcaya, así que su equipo casi tuvo que frenar a un ansioso Didac Costa para que saliese 24 horas más tarde.
Cuando por fin soltó amarras de nuevo, el viernes 10 de noviembre a 12:40 horas, Costa estaba 1.134 millas por detrás del líder y a 770 millas del rival más cercano, el francés Sébastien Destremau. Pero durante toda la bajada por el Atlántico, Costa sacó provecho de unas condiciones favorables. De hecho sólo hizo una trasluchada. Presionó a tope. Su preocupación inicial de que pasaría toda la regata solo era infundada. Aun así, durante la primera semana y media, el cuarto español de la historia en competir en la Vendée Globe en absoluto miraba los partes de posiciones. Se decantó por navegar su barco, el IMOCA One Planet One Ocean, tan rápido como pudiese.
En el Atlántico Sur sus esfuerzos fueron recompensados y el 7 de diciembre, estando 850 millas al Oeste de la latitud del cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica) adelantaba a Destremau, pasando a ocupar la vigesimosegunda plaza de la flota. Dos días más tarde, también pasaba a Romain Attanasio. El patrón francés, un reconocido navegante solitario de la clase Figaro, navega a bordo del Famille Mary-Etamine du Lys, un barco de la misma edad -16 años- y con el mismo potencial de velocidad que el de Didac Costa. Attanasio tuvo que desviar su recorrido hacia una bahía al Este de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) para reparar los timones. Y allí estaba Costa para aprovechar la oportunidad de pasarle.
En el Océano Índico, Didac Costa cogió un buen ritmo, empujó su barco con fuerza y extendió su ventaja de poco más de 200 millas sobre el francés a las 450 millas que tuvo en el cabo Leeuwin, al sur de Australia. Su velocidad media durante 24 horas fue en varias ocasiones mayor de 16 nudos, estando cerca de alcanzar las conseguidas junto a Aleix Gelabert durante el mismo periodo en la vuelta al mundo a dos que disputaron juntos en 2014-15: la Barcelona World Race.
Pero los problemas técnicos de Costa empezaron a doler de verdad cuando estuvo al Sur de Australia. Debido a un más que limitado presupuesto, Didac sólo había podido comprar una vela mayor y un J2. El resto de velas ya habían completado al menos una vuelta al mundo. Sin ir más lejos, en la bajada por el Atlántico, cuando literalmente cruzaba el Ecuador, explotaba el J1.
En tres días brutales perdió tres velas más: la MDTK (gennaker pequeño de viento), el J3 y el FR0 (código cero fraccionado). De hecho, su moral alcanzó su punto más bajo hasta el momento y seguramente, si no hubiese sido por el igualado e intenso Match Race con Romain Attanasio, la Vendée Globe de Didac Costa no hubiese sido tan emocionante y cautivadora. El duelo fue subiendo en intensidad desde el Sur de Australia, cruzando el Pacífico, doblando Cabo de Hornos y subiendo del Atlántico Sur al Norte. Mantuvo a los dos patrones altamente motivados día tras días, semana tras semana, hasta las últimas semanas de competición. El ritmo era agotador para ambos. Costa pensaba todo el tiempo que él era el más débil, confesando en varias ocasiones a su jefe de equipo que estaba seguro de que la experiencia de Attanasio en la clase Figaro prevalecería. “Pero le voy a hacer sufrir. Voy a hacerle trabajar a tope para pasarme” escribía en un correo electrónico a Griso.
Al Sur de Australia, Costa sufrió una serie de averías sucesivas. Después de que fallase un tornillo en el brazo del timón, tuvo que reemplazar el brazo hidráulico del piloto automático y el software no lo reconocía por lo que se volvió loco. Didac estaba peligrosamente fatigado y desmoralizado. “Tengo que dormir. Estoy muy cansado”, decía a Griso. Attanasio se puso entonces 100 millas por delante. Por debajo de Nueva Zelanda, se rajaba la vela mayor del One Planet One Ocean, por lo que Costa navegó sin ella durante 48 horas.
En Cabo de Hornos, el 20 de enero, Attanasio estaba 100 millas por delante de Costa. Pero subiendo la costa sudamericana el duelo fue muy parejo. En un punto en la latitud de Uruguay estuvieron a menos de media milla de distancia, se grabaron mutuamente y luego hablaron a menudo por la VHF. Pero el patrón francés también sufrió más fallos mecánicos, perdiendo una quilla de deriva.
Al final, tal y como sucedió con el duelo entre el ganador de esta edición Armel Le Cléac’h y el segundo clasificado Alex Thomson, la ventaja se mantuvo a favor del líder. Didac Costa logró que a la altura de las Islas Canarias su distancia con Romain Attanasio fuese de más de 400 millas. El duelo entre ambos ha sido sin duda una de las historias destacadas de esta octava edición de la vuelta al mundo en solitario sin escalas ni asistencia.
23 de febrero de 2017. Didac Costa se convierte en el segundo español en la historia en terminar la Vendée Globe. Y en el primer catalán en dar la vuelta al mundo en solitario. ¡Chapeau Didac!
Declaraciones
Me siento muy bien, muy contento de haber terminado después de lo que me ha costado, no sólo por la regata en sí que es muy dura sino por todo el proyecto. Tomar la salida ya fue muy complicado con los problemas que tuvimos. Estar aquí de nuevo viendo a toda la gente que ha participado… Estoy muy feliz, muy contento.
Romain ha sido como un aliciente increíble para mí, poder navegar más de dos meses con un barco mano a mano…. Ha sido mucho más duro pero realmente es algo que agradezco porque he aprendido mucho. Estoy deseando que llegue para felicitarlo.
Cuando salí la segunda vez de Les Sables, con 28 barcos por delante, pensar en quedar 14º era impensable. He terminado la regata y en una buena posición, así que contento.
Los bomberos de Les Sables se han portado muy bien. Su ayuda ha sido vital, sin ellos probablemente no pudiésemos haber salido de nuevo. Son una parte muy importante del proyecto y nos sentimos muy acogidos. ¡Muchas gracias! Siempre les agradeceré su ayuda.
Haber estado tanto tiempo solo se hace difícil a veces, pero me he sentido bien. Era una experiencia nueva para mí. Hubiera sido mejor 80 días que 100 (risas), pero bien.
Mi barco ya lo conocía de la Barcelona World Race que hice con Aleix, pero las cosas han sido diferentes al navegar solo, quizás más incluso de lo que me esperaba. Aunque el barco lo conocía, no había entrenado solo y sí que he ido aprendiendo un poco sobre la marcha. La experiencia de la Barcelona World Race ha sido muy buena, pero es todo es muy nuevo y diferente cuando vas solo.
Me lo he pasado muy bien y me gustaría poder seguir aprendiendo en un proyecto con cierta seguridad y garantías. No tiene sentido volver a hacer lo mismo de esta manera: un poco más con el corazón que con la razón. Si hay la oportunidad de hacerlo bien, me gustaría.
Mi primera visión de la regata fue a través mis padres que seguían a José Luis Ugarte, el primer español que terminó la Vendée Globe. Yo era pequeño y leyendo el libro pensé que esto sería una cosa increíble de hacer. Y aquí estoy.